Hay quien cree que si se es mayor y se sufre de incontinencia el único tratamiento posible son los productos de cuidado personal, como las compresas para la incontinencia. Pero, aunque este tipo de productos pueden resultar útiles en alguna ocasión, sobre todo para mejorar la confianza y comodidad durante el día a día, existen muchas otras opciones. En primer lugar, puedes probar a realizar ejercicios para el suelo pélvico, pues te ayudan a reforzar los músculos que controlan la micción. Incluso aunque no seas una persona particularmente activa, no encontrarás problemas a la hora de hacer estos ejercicios. Se pueden realizar viendo la televisión desde el sofá o incluso en la cama. Solo llevan unos pocos minutos al día, por lo que te recomendamos que eches un vistazo a nuestros recursos para una realización correcta de estos ejercicios en hombres y mujeres.

Asimismo, existen una gran variedad de medicamentos, tratamientos mecánicos (como catéteres o pesarios) e intervenciones quirúrgicas que pueden mejorar en gran medida los síntomas de la incontinencia urinaria asociada al envejecimiento. Destaca, por ejemplo, la neuromodulación sacra, que consiste en colocar un pequeño dispositivo en la parte inferior de la espalda, junto al nervio sacro. La estimulación con corriente eléctrica puede ayudar a que este nervio, encargado de vaciar la vejiga, funcione mejor. Sea cual sea el tratamiento que creas que se adecuará mejor a tu situación o a la de la persona a la que cuidas, el primer paso es el de hablar de los síntomas con un médico. Infórmate en detalle sobre los posibles tratamientos y luego lee nuestros consejos sobre cómo entablar la conversación con un médico.